En general las mejores intervenciones en un análisis son ocurrencias sin premeditar que parten de una lectura (del) inconsciente, resultando una sorpresa tanto para el analizante como para el analista.
Aquí van algunas intervenciones que podrían producir un sujeto del inconsciente, o por lo menos un efecto inesperado:
-Yo hice todo por ella.
-O sea que no la dejó hacer nada.
-Yo no compito con mi vieja.
-Su mamá tampoco con-pito.
-No sé qué hacer con mi vida
-Por qué no la vive?
-Yo digo lo que se me canta el culo.
-O sea que le gusta hablar al pedo.
Fuente : Viñetas Analíticas .
miércoles, 20 de noviembre de 2013
sábado, 9 de noviembre de 2013
SOCIEDAD. Un alumno solitario y tranquilo, pero que daba señales de alerta.
09/11/13
“Pablo estuvo muchas veces en mi casa, era un chico tranquilo, aunque sabíamos que tenía algunos problemas y que esto que pasó podía terminar pasando”, admitió ayer a Clarín el papá de un compañero del chico que disparó en el aula de una escuela de Pontevedra.
En medio de la conmoción que generó el caso, algunos padres y chicos se animaron a describir a Pablo. Hablaron de él como un buen compañero, respetuoso, inteligente y muy tranquilo, aunque algo introvertido, algo que le traía algunos problemas.
Le gustan los jueguitos de la computadora, aunque a veces tiene tendencia a estar solo y aislado. Y sus antecedentes eran conocidos: al menos otras dos veces había llevado tijeras y navajas a la escuela, y una madre dijo que durante una clase de teatro había amenazado con “prender fuego la escuela”. Una compañera también dijo que lo había escuchado decir que “los iba a matar a todos”. Y era sabido que estaba bajo tratamiento psicológico, por sus ataques de pánico y por las alucinaciones que sufría.
Sobre las supuestas agresiones a las que era sometido por sus compañeros, las voces coinciden en apuntar a un grupo de alumnos de sexto año, más grandes que él. “No lo golpeaban, pero sí lo maltrataban mucho, se burlaban. Le bajaban los pantalones y se reían de él. Era más violencia psicológica que física”, dijeron.
Una preceptora declaró también que el adolescente es “introvertido”, aunque a veces cuando algo no le salía alguna tarea “rompía las hojas”.
Fuente Diario Clarín .
CUANDO “LA PULSION GOLPEA LA CARNE”. La pubertad y lo real del sexo › Por Liliana Donzis
Hace un tiempo recibí a Uriel, un joven de trece años, que, en su segunda entrevista, dijo: “Vengo para decir la verdad: hay algo que preocupa pero no me animo, es demasiado complicado. Mi tema es que no sólo me cuesta integrarme con mis compañeros de la escuela, esto ya te lo dije, por otra parte los de mi escuela son mis únicos amigos posibles..., pero mi problema es otro. No me animo a decírtelo, ni a decírselo a nadie... Esta sesión es para mí, no para que se lo cuentes a mis padres”. Luego de unos minutos en los que habló de cualquier otro tema, me preguntó si podía darme un papel donde escribiría lo que le pasaba. Acepté su propuesta y me entregó una breve oración: “Soy homosexual”. Desde muy corta edad había tenido indicios de su diferencia de posición respecto de los otros chicos. “Cuando empecé la primaria, jugaba siempre con nenas; no me gusta jugar al fútbol ni me preocupa en lo más mínimo qué equipo gana o quién pierde”. También con pudor comentó que lo avergonzaba que sus compañeros le dijeran “gay”. Ese término era una “cargada” habitual en su escuela, pero él quedaba perplejo, sin palabras, inhibido; no sabía cómo defenderse porque consideraba que podría ser una verdad que sus compañeros advertían. Suponía que, si se lo decían, era porque tenía esa condición sexual. Quedaba preso del silencio porque la palabra gay expresaba sus pudores más íntimos.
Un púber reconoce que puede diferir su elección vocacional o laboral, pero su definición sexual lo apremia, particularmente el encuentro con lo real del sexo. Con el advenimiento de la pubertad, comienzan las transformaciones que han de llevar la vida sexual infantil hacia su definitiva constitución; no se trata sólo de la adquisición de los caracteres sexuales secundarios, sino también de la reedición de las operaciones edípicas. La pulsión ataca, impacta el cuerpo y transforma las respuestas del sujeto; el “no pienso” de la pulsión golpea la carne, destrona lo que hasta ayer fueron los pilares del niño. En la niñez, el juego amortiguaba el recorrido del trayecto de la pulsión proponiendo una relación con el objeto que, como dice Lacan, sitúa un fantasma inofensivo.
Freud, en “La metamorfosis de la pubertad” (Tres ensayos para una teoría sexual), dice que la vida sexual de los humanos comienza dos veces. La primera vuelta corresponde a las experiencias iniciales de la vida, pero el segundo inicio de la vida sexual, en la pubertad, conlleva una verdadera metamorfosis del sujeto e implica un trastrocamiento de los goces y de los placeres en juego, así como un renovado florecimiento de fantasías que abren las puertas a la exogamia. Para Freud, la pubertad no es el inicio, no es la primera vuelta, sino que en ella se absorben y se recomponen, en una segunda vuelta, las inscripciones primeras.
Freud señala, sin posición moralista alguna, que el joven puede tener, y no sólo ocasionalmente, inclinaciones tanto homo como heterosexuales. Inclusive, a partir de lo que considera la bisexualidad constitutiva, algunos sujetos pueden alternar a lo largo de su vida elecciones sexuales y amorosas con partenaires de su mismo sexo o del otro sexo. En Tres ensayos..., el psicoanálisis no juzga la sexualidad, sino que trata de explorar las causas por las que el sujeto adviene y se posiciona de determinada manera.
Y es importante preguntarnos si la elección de objeto que se produce entonces coincide con la puesta en escena de la asunción sexual definitiva.
Me parece interesante distinguir la pubertad de la adolescencia: podemos situar la pubertad como la irrupción pulsional, mientras que podemos llamar adolescencia a ese tiempo en que la pulsión se estabiliza en lo que Lacan denominó el fantasma y, con él, la posición sexual del sujeto en relación con el objeto.
Pero ese tiempo lógico, que distingue pubertad de adolescencia, no es el cronológico, y para el púber surge, no sin dificultades y angustias, esa zona de interrogantes ante lo sexual en la que está apremiado por la puesta en juego con el partenaire. Llegada la pubertad, tal como escribió, en “Final de juego”, Julio Cortázar, “los veranos ya no serán los mismos a la hora de la siesta”.
Ahora bien, ¿quién se dirá hombre, quién se dirá mujer? Y aun ¿quién se dirá hombre o mujer a los que les atraen hombres o mujeres respectivamente? Asimismo ¿cómo se afrontarán las múltiples variaciones subjetivas que se arraigan en el inconsciente y que sólo advendrán fantasmáticamente? La anatomía no es el destino.
“Más allá de cualquier zona prohibida hay un espejo para nuestra triste apariencia” (Alejandra Pizarnik, “El árbol de Diana”). El púber aún no conoce ese futuro imperfecto del amor y del sexo. Encuentro fallido, imaginariamente posible, siempre incierto y contingente. Si la fortuna del deseo lo acompaña, apostará a la exogamia. La ilusión del deseo, como un hilo de Ariadna, lo conducirá por los laberintos insondables de una posición sexuada.
¿Qué es la homosexualidad en un joven que aún no ha tenido ninguna experiencia?
En aquellas primeras entrevistas con Uriel, se agolpaban interrogantes que tocaban una zona de riesgo y de enorme responsabilidad clínica: entendí que no era necesario que encontrara ninguna respuesta inmediata. La pregunta por su debut sexual lo puso en el camino de una duda que puede resumirse en la siguiente frase: si aún no tuvo relaciones, ¿cómo podría afirmar su decisión? En los primeros tiempos de su análisis, su angustia y preocupación no menguaban; aplazar una certeza no implicaba ningún cambio sino sólo un tiempo de demora. La pubertad fue para este joven un tiempo que se conjugaba en futuro imperfecto.
Uriel, sin experiencia pero leyendo su letra, fue interrogando, entre muchas otras cuestiones, lo que él llamó “la atracción”. Fue teniendo más amigos, se mostró más tolerante con ellos, un día comenzó a jugar al fútbol y no le fue nada mal. Compartía con los otros un lugar en el mundo, a distancia de su tan amada madre. Uriel iba definiendo sus atracciones sexuales. Un día, casi sin dudar, me dijo que le interesaba conocer la ley del matrimonio igualitario, porque concluía que a veces lo jurídico y lo legal iban más rápido que los prejuicios de la gente.
* Extractado de un trabajo que aparecerá en el próximo número de la revista Imago-Agenda.
Página 12 - Noviembre 2013 .
LA INFANCIA Y SU INTERLOCUTOR “¿Por qué?”, preguntó el niño › Por Luciano Lutereau Para el autor, la infancia es ante todo un modo de hablar, que se caracteriza por preguntar. Lo que preguntan los “por qué” es cuál es el deseo del adulto al que el niño se dirige. Y, para un niño, la pérdida de un adulto que le había hecho lugar en su deseo, al cual ese chico realmente le hacía falta, puede ser “devastadora”.
Podría decirse que la infancia es un modo de hablar: más allá de cualquier precisión cronológica, la posición infantil se caracteriza por un modo particular de relación con el Otro, que es la pregunta. Así lo afirmó Lacan, por ejemplo, en el Seminario 11: “Los ‘por qué’ del niño no surgen de una avidez por la razón de las cosas: más bien constituyen una puesta a prueba del adulto, un ‘¿por qué me dices eso?’ (...) es el enigma del deseo del adulto”.
Esto se verifica en lo difícil que es desdecirse con un niño. Ellos mismos suelen inquietarse al respecto: “Pero vos me prometiste...”; el decir toma incluso el estatuto de un acto, como en la promesa. Y esto también se verifica, mucho más, en una situación que casi todos hemos vivido alguna vez: encontramos a un niño en la calle, entusiasmado con algún juguete, nos acercamos, le tocamos la cabeza y preguntamos: “¿Cómo te llamás? ¿A qué estás jugando?” Imaginemos por un momento que alguien se acercara a nosotros en la calle, nos tocara y preguntara: “¿Qué estás leyendo?” Nuestra respuesta sería seguramente la de un rechazo radical. Sin embargo, los niños no rechazan al Otro, sino que de forma más o menos inmediata se instalan en una conversación animada, y, de hecho, cuando un niño es retraído o tímido produce algún tipo de preocupación. En última instancia, es a los niños a quienes se les dice “¡No hables con extraños!” ¿Cómo entender esta apertura espontánea de los niños a los desconocidos? Erik Porge propuso que en los niños hay un hablar que no es a nadie en particular, sino al Otro por sí mismo, cuya función el adulto puede encarnar como interlocutor si se presta a ser un “buen entendedor”.
Y esta última indicación permite ubicar una forma de responder al modo de hablar de los niños. Pienso, por ejemplo, en el caso de un niño que, luego de que le propusiera dejar de jugar por ese día para concluir la sesión, me dijera: “Pelotudo”. Frente a mi sorpresa ante el insulto, agregó: “Es la primera vez que digo una mala palabra”. En este punto, el insulto valía como don o regalo al analista. Un educador, o bien cualquier figura del Otro que hiciera consistir un saber propio, habría reprendido al niño: “Decir malas palabras no es correcto”.
- - -
En sentido estricto, lo infantil no es más que un modo de hablar que se verifica en la pregunta por el deseo del Otro. Esto es algo que se comprueba en diversas situaciones corrientes. Todos hemos pasado por la circunstancia de que a un niño se le haga un regalo menor (un libro) y que, al verlo, otro, que había sido obsequiado con un bien preciado (un metegol) se ponga a llorar. He aquí la demostración de que los niños viven en un mundo de objetos inútiles –también se ha visto que desestiman los más imponentes y costosos por la rama de un árbol o un viejo muñeco–; o, mejor dicho, que para ellos los objetos valen en función de los deseos en que se sostienen. De ahí que, en la situación descripta, la forma habitual que tienen los adultos para responder a ese llanto del niño sea mediante un ardid (algo histerizante): “Bueno, si no querés ese metegol, me lo quedo yo”. Y así es como el niño puede volver a interesarse por ese objeto que había dejado caer.
- - -
El sentido estricto de la experiencia edípica se resume en una pasión imaginaria: los celos: la capacidad del niño de sentirse excluido respecto del amor del Otro. He aquí el sentido profundo de ese fantasma que Freud delimitó en su texto “Pegan a un niño” (1919). En ese fantasma –donde se pega a un niño–, el Otro entrega un sustituto de su amor: la autoridad. De este modo podríamos ubicar niños que se sitúan respecto de la función de la autoridad, aunque hoy en día la clínica nos presenta el caso de niños que, a diferencia de los clásicos “problemas escolares” (inhibiciones intelectuales, etcétera), trastornan el dispositivo de aprendizaje a través de la conducta: chicos que pegan y se desacatan frente al Otro.
- - -
En el motivo de una consulta al analista puede ubicarse la destitución de la autoridad del Otro. En un apartado anterior, nos remitimos al texto de E. Porge, en el que se menciona ese hablar del niño al Otro por sí mismo, cuya función el adulto puede encarnar como interlocutor. Eventualmente puede ocurrir con los padres algo por lo cual esta posición fracasa y, entonces, los padres ya no saben qué hacer: han quedado privados del saber que antes poseían para interpretar las conductas de sus hijos. Ahora es el niño quien posee un saber reprimido desde el cual desafía a los adultos. “Me lo hace a propósito”, suelen decir los padres. “En la casa de los amigos hace todo bien (come sin remilgos, se baña sin reparos, duerme como un ángel), pero llega a casa y pasa lo mismo de siempre...”
- - -
Un analista no enseña a ser mejores padres. En todo caso, puede colaborar para que éstos puedan tener una relación menos sufriente con la respuesta sintomática de sus hijos. Suele ocurrir que éstos puedan interpelar a sus progenitores. No pocas veces en el tratamiento de adultos suele ocurrir que los mejores interpretadores sean los hijos. Después de todo, desde la antigüedad es sabido que los niños y los locos son quienes dicen la verdad...
- - -
¿Cuántas veces un analista hace la lectura de un caso en función de si el padre está presente o no, si el niño aún duerme con sus padres, etcétera? Por esta vía, la función del psicoanalista queda degradada a la de un policía de la familia.
- - -
No conviene que atienda niños quien no pueda resistir no ser amado por ellos. Soportar el desamor de un niño no es algo sencillo. Y el correlato de esta afirmación es la siguiente: el analista no ocupa el lugar de una madre. Es ésta la que puede enarbolar un amor incondicional. Por lo demás, es sabido el carácter superyoico que suele asumir la posición materna en la infancia: “Sólo quiero que seas feliz....” ¡Nada menos!
- - -
Para un niño, situarse respecto del amor es hacerlo en tanto amado. En esta identificación con la imagen que el Otro provee radica la coyuntura que Lacan llamó “pavoneo” (del niño con su madre), y que tiene una importante consecuencia: el narcisismo de los niños, la identificación fálica, se lee en el discurso de los padres; no se trata de hechos objetivos que se aíslen perceptivamente (por ejemplo, en los arrumacos entre padres e hijos), sino de hechos de lenguaje, que se disciernen en la necesidad que los padres tienen de ubicar un destinatario que certifique los actos de su hijo (“Aprendió a caminar”, “Dejó el pañal”, “Obtuvo tal o cual nota”).
- - -
Si los niños se orientan tan fuertemente en función del deseo del Otro, entonces cabría admitir que no aman. Dicho de otro modo, no establecen relaciones de objeto en sentido estricto –sostenidas en una posición fantasmática de cierta fijeza, que suele sellarse en la bisagra de la adolescencia a partir de algún encuentro con la castración–.
Esto puede advertirse con relación a los duelos en la infancia. Suele ocurrir que los padres consulten a un analista por el temor de que su hijo se resienta ante un cambio de colegio o una mudanza. Y, sin embargo, realizado el cambio quedan sorprendidos porque no hubo consecuencias significativas. Incluso puede ocurrir que consulten por eso: “No es normal, algo le debe estar pasando pero no lo expresa”, dicen, como si un niño debiera ser una superficie de reflejo inmediato.
Y a veces son los padres quienes delegan en los hijos una incapacidad relativa para desprenderse de cierta costumbre o comodidad. Recuerdo el caso de una madre acongojada por el efecto que produciría en los niños tener que vender, luego de la separación de su marido, la casa en que vivían: no fue necesario mucho más que indicarle su propia dificultad para terminar de aceptar una consecuencia de su divorcio.
- - -
El duelo en los niños tiene una acepción específica. Si, de acuerdo con Freud, el trabajo del duelo implica la sustitución de una relación de objeto, los niños no atraviesan este tipo de experiencias. De ahí que muchas veces frente a la muerte de un amigo de la familia o un familiar no muy cercano, los niños no expresen más que unas pocas preguntas (“¿Estaba enfermo?”, “¿Ya no lo vamos a ver más?”) o una conclusión ligera (“Sabía que iba a pasar”).
No obstante, otras veces ocurre que la desaparición de ciertas personas produzca un efecto devastador. Esto se explica a partir de que, como hemos dicho, los niños establecen su relación con el deseo del Otro: Lacan, en el Seminario 10, afirma que sólo se hace un duelo por aquel para quien encarnamos su falta. Y la identificación regresiva con el deseo perdido puede ocasionar las más severas inhibiciones: por ejemplo, en el caso de un niño que había asumido rasgos propios de su abuelo fallecido como un modo de testimoniar la presencia del deseo que tan fuertemente lo había marcado.
Q Texto extractado del libro ¿Quién teme a lo infantil? La formación del analista en la clínica con niños, escrito en coautoría con Pablo Peusner.
Página 12 - Noviembre 2013 .
ÁREA DE BROCA - Esta zona cerebral le debe su nombre a Paul Broca, quien la describió en 1864. Su función es permitir la ejecución de los patrones motores para la expresión de cada palabra, articulando el lenguaje hablado y escrito. Por lo tanto, esta área nos provee de los circuitos nerviosos necesarios para la formación de las palabras. Asimismo, participa en la producción del habla, del análisis específico de la sintaxis de las palabras mientras se escucha y de la comprensión de la complejidad estructural. Las personas que sufren de lesiones en esta área (llamada afasia de Broca) no son capaces de comprender y construir frases gramaticalmente complejas. El área de Broca se conecta con el área de Wernicke (la otra región considerada hasta el momento crucial para el lenguaje en los humanos) mediante un haz de fibras nerviosas, el arcuato. Se encuentra ubicada en la corteza prefrontal, delante de la porción inferior de la corteza motora primaria izquierda, en la cercanía de la fisura lateral. Está constituida por la porción opercular y triangular del giro frontal inferior. También se conecta con el área motora suplementaria, que se relaciona con la iniciación del habla. Se la considera un homólogo de área F5 de los monos macacos, en donde se descubrieron las neuronas espejo (Iacoboni, 2008). Según una nueva investigación realizada por Ned T. Sahin y colaboradores en Universidad de California, en San Diego y en la Universidad de Harvard, publicada en la revista Sciencie, ha revelado que el área de Broca es capaz de computar las tres tareas fundamentales relacionadas con el lenguaje: la identificación de la palabra, la elección de la forma gramatical correcta y la organización de los sonidos para expresarla. Los científicos identificaron patrones de actividad neuronal indicando procesos cerebrales léxicos, gramáticos y fonéticos alrededor de 200, 320 y 450 milisegundos respectivamente después de que se mostrase una palabra a los pacientes. Estas mediciones se registraron en todos los pacientes y permiten establecer el tiempo de comprensión, elección y vocalización en seis décimas de segundo. Estos resultados sugieren que el área de Broca computa diferentes pasos con una coreografía perfectamente ajustada a un ritmo muy rápido. “Una danza que puede ser simplemente indetectable para los niveles de resolución de otros métodos usados con anterioridad”, aseguró el nurocientífico Eric Halgren. Los registros de la actividad neuronal se realizaron con electrodos ubicados en el área de Broca. Bibliografía: - Iacoboni, M. (2008). Mirroring People: The New Science of How We Connect With Others. New York: Farrar, Straus and Giroux. - Elmundo.es – Suplemento Ciencia. - Science 16 October 2009: Vol. 326 no. 5951 pp. 445-449 DOI: 10.1126/science.1174481 Sequential Processing of Lexical, Grammatical, and Phonological Information Within Broca’s Area. Ned T. Sahin, Steven Pinker, Sydney S. Cash, Donald Schomer, Eric Halgren. Ilustración de uso libre, solo se pide citar la fuente: Asociación Educar - www.asociacioneducar.com Asociación Educar Ciencias y Neurociencias aplicadas al Desarrollo Humano www.asociacioneducar.com
ÁREA DE WERNICKE - Llamada así en honor a Carl Wernicke, quien la describió por primera vez en 1876. También se la denomina Área Interpretativa General, Área Cognoscitiva, Área del Conocimiento y Área de Asociación Terciaria. Su función está relacionada con la comprensión de palabras y la producción de discursos significativos. Las personas que sufren de lesiones en esta área (llamada afasia de Wernicke o afasia fluida) son incapaces entender las palabras de contenido mientras las escuchan, y tampoco pueden de producir frases con sentido: su discurso tiene una estructura gramatical, pero no significado. Se ubica en el lóbulo temporal izquierdo y, al igual que el área de Broca, ya no se la considera como una sola región anatóno-funcionales, uniforme del cerebro. Mediante el análisis de los datos de numerosos experimentos de imágenes cerebrales, los investigadores han distinguido tres subáreas dentro del área de Wernicke. La primera responde a las palabras habladas (incluyendo las propias que emite una persona); la segunda, sólo a las palabras pronunciadas por otra persona, pero también se activa cuando el individuo recuerda una lista de palabras. La tercera parece más estrechamente asociada con la producción de discurso que con percibirlo. Todos estos resultados son compatibles con el papel general del área de Wernicke en lo que se refiere a la representación de secuencias fonéticas, independientemente de si la persona los escucha, los genera ella misma, o los recuerda de memoria. Nuevas investigaciones publicadas en Proceedings of the National Academy of Sciences, y realizadas por el doctor Josef Rauschecker, profesor en el departamento de Neurociencia de la Universidad de Georgetown, y su equipo, quienes analizaron más de 100 estudios de imagen del cerebro, han permitido observar que el área de Wernicke se encuentra, aproximadamente, 3 centímetros más cerca de la parte frontal del cerebro, al otro lado de la corteza auditiva. Bibliografía: - Proceedings of the National Academy of Sciences: Phoneme and word recognition in the auditory ventral stream. Josef Rauschecker- 2011. - Georgetown University Medical Center. Researchers Rewrite Textbook on Location of Brain’s Speech Processing Center - New location of critical area provides hints on origin of language - 2012. - Akmajian, A., Demers, R. A., & Harnish, R. M. (1984). Linguistics: An introduction to language and communication. Cambridge, MA: MIT Press. - Damasio, A. R., & Damasio, H. (1992). Brain and language. Scientific American, 267, 88-95. - Fodor, J. A. (1983). The Modularity Of Mind. Cambridge, MA: MIT Pres. Ilustración de uso libre, solo se pide citar la fuente: Asociación Educar - www.asociacioneducar.com Asociación Educar Ciencias y Neurociencias aplicadas al Desarrollo Humano www.asociacioneducar.com Más ilustraciones: www.asociacioneducar.com/ilustraciones-cerebro.php Glosario Neurociencias: www.asociacioneducar.com/glosario.php
NUESTROS RECUERDOS NUNCA PERECEN POR COMPLETO .
Nuestros recuerdos de largo plazo se distribuyen por todo nuestro cerebro, lo que produce que sea casi imposible olvidarlos. Aun ante lesiones, traumatismos o degeneraciones cerebrales, se pueden eliminar fragmentos de un recuerdo, pero muy difícilmente de manera completa. Es posible prescindir de detalles como, por ejemplo, un nombre, pero difícilmente desconozcamos el rostro de una persona.
Tamaño completo: http://
Ilustración de uso libre, solo se pide citar la fuente: Asociación Educar - www.asociacioneducar.com
Asociación Educar
Ciencias y Neurociencias aplicadas al Desarrollo Humano
www.asociacioneducar.com
Más ilustraciones: www.asociacioneducar.com/
Glosario Neurociencias: www.asociacioneducar.com/
Seguinos en:
• Facebook: http://www.facebook.com/
• YouTube: http://www.youtube.com/
• Blog: http://
• Twitter: http://www.twitter.com/
• Google+: http://gplus.to/
• Pinterest: http://www.pinterest.com/
viernes, 8 de noviembre de 2013
HERMANN RORSCHACH .
Hermann Rorschach | |
---|---|
Hermann Rorschach | |
Nacimiento | 8 de noviembre de 1884 Zúrich, Suiza |
Fallecimiento | 2 de abril de 1922 (37 años) Herisau, Suiza |
Residencia | Suiza |
Nacionalidad | Suiza |
Campo | Psiquiatría, Psicoanálisis,Psicometría, Psicodiagnóstico |
Conocido por | Test de Rorschach |
Sociedades | ISR The International Society of the Rorschach and Projective Methods |
Influido por[ocultar]
|
HERMANN RORSCHACH - Hermann Rorschach [IPA: heɐman ʁoɐʃax] (8 de noviembre de 1884, Zúrich – 2 de abril de 1922, Herisau) fue un psiquiatra y psicoanalista suizo, conocido sobre todo por la elaboración de la prueba que lleva su nombre, el Test de Rorschach. Índice [ocultar] 1 Origen familiar y primeros estudios 2 Inicio en el psicoanálisis 3 Desarrollo como psiquiatra 4 Test de Rorschach 5 Referencias 6 Bibliografía 6.1 Obra propia 6.2 Test de Rorschach 7 Véase también 8 Enlaces externos 8.1 En inglés Origen familiar y primeros estudios Rorschach nació en Suiza, en el seno de una familia con pocos recursos económicos. Su padre era un pintor sin gran éxito en su profesión y que daba clases de pintura en una escuela preparatoria para varones. Durante sus estudios en la etapa secundaria, Rorschach demostró especial entusiasmo por entintar sobre papel y pegarlo, de tal manera que obtenía formas de pájaros o mariposas, lo cual incluso le valió ser apodado con el nombre de "kleck" que significa «mancha». Al finalizar la escuela, se interesó por la pintura y comenzó estudios en ciencias naturales, ingresando en la escuela de medicina en 1904. Tras graduarse en 1909 se interesó por la psiquiatría. Inicio en el psicoanálisis En 1911, Rorschach llega al psicoanálisis, corriente psicológica y psiquiátrica en boga a principios del siglo XX. Ingresa en la clínica universitaria de Zurich, “La Burghölzli”, dirigida por Eugen Bleuler.1 Allí se entusiasmó con las ideas freudianas, mientras se iniciaba en la técnica de la asociación verbal. Fue así como empezó a dar mayor importancia al aspecto de la interpretación y el psicodiagnóstico, término que fue el primero en acuñar, basándose en trabajos artísticos realizados por neuróticos y psicóticos sobre su propia habilidad para pintar. Desarrollo como psiquiatra Mientras se encontraba trabajando en un hospital de Suiza, tuvo tiempo para interesarse en la psicopatología de la religión. Durante ese intervalo, cuando un colega publica en 1917 su tesis doctoral sobre una prueba de manchas que había inventado, Hermann Rorschach renueva su interés en su técnica ya utilizada. De esta forma Hermann llega a utilizar 40 tarjetas, aunque realmente eran 15 las usadas con una mayor frecuencia. Recabó entonces las respuestas de 305 personas a quienes mostraba las tarjetas y les preguntaba ¿qué podría ser esto? La prueba fue aplicada a 117 neuróticos y 118 psicóticos. Las respuestas subjetivas le facilitaban distinguir entre unos y otros con base a las habilidades perceptuales, inteligencia y características emocionales. Rorschach consideraba esta prueba como un espejo donde la mancha constituye un estímulo óptico, el cual activa imágenes que son proyectadas de vuelta a las manchas. Esto se basa en la tendencia a proyectar interpretaciones y emociones ante estímulos ambiguos; en este caso las manchas. Así, los observadores son capaces de entrever de manera más profunda rasgos de personalidad e impulsos en la persona que realiza la prueba. Varios colegas de Hermann lo alentaron a publicar estos resultados. El manuscrito que contiene la versión original de las pruebas consiste en 15 tarjetas, pero seis editores las rechazaron, de tal manera que tuvo que reducir el número de tarjetas a diez. En junio de 1921 finalmente se imprimió su libro, pero la edición de las tarjetas fue insatisfactorio ya que redujeron el tamaño y los colores fueron alterados. Así quedó el modelo de las diez tarjetas que se conocen como la prueba de psicodiagnóstico de Rorschach. En 1922 Hermann Rorschach fallece por peritonitis como consecuencia de una apendicitis mal atendida. Test de Rorschach Artículo principal: Test de Rorschach. La prueba es un método proyectivo, en donde la persona debe describir lo que ve en las diez láminas. Algunas de ellas son en blanco y negro y otras en color. La respuesta de cada una es calificada con base a la información que da el paciente, la cual puede incluir forma, color o contenido. La teoría dice que los símbolos que se proyectan sobre la prueba pertenecen tanto al código genético, como a los arquetipos, los cuales son activados por necesidades que se presentan en la vida del individuo. De esta manera los símbolos son frecuentemente factores que despiertan nuestra memoria en un nivel emocional, el cual es medido y codificado en la prueba. Por tal razón esta prueba es hoy en día, a pesar de su antigüedad, una de las más utilizadas. Lámina I Lámina II Lámina III Lámina IV Lámina V Lámina VI Lámina VII Lámina VIII Lámina IX Lámina X Referencias Jump up ↑ Carl Gustav Jung no llegaría a conocerlo personalmente. «¿Así que realmente no tuvo nunca ningún contacto personal con Rorschach? No tuve relación personal alguna». Encuentros con Jung. "Las filmaciones de Houston", página 319. Edición de William McGuire & R.F.C. Hull. Editorial Trotta, 2000. ISBN 978-84-8164-304-6. Bibliografía Obra propia Rorschach, Hermann (1967). Obras menores e inéditas. Morata. ISBN 978-84-7112-038-0. —. Briefwechsel. ISBN 978-3-456-84044-4. Test de Rorschach Bohm, Ewald (1998). Manual del psicodiagnóstico de Rorschach. Morata. ISBN 978-84-7112-112-7. Exner, John E. (2007). Manual de codificación del Rorschach para el sistema comprehensivo. Madrid: Psimática. ISBN 978-84-88909-24-4. — (2005). Principios de interpretación del Rorschach: un manual para el sistema comprehensivo. Madrid: Psimática. ISBN 978-84-88909-13-8. Sendin Bande, Concepción (2007). Manual de interpretación del Rorschach. Madrid: Psimática. ISBN 978-84-88909-15-2. Véase también Test de Rorschach Test psicológico Enlaces externos Colabora en Commons. Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre Hermann Rorschach. Historia del Psicoanálisis: Hermann Rorschach En inglés Hermann Rorschach Hermann Rorschach The Original Rorschach Website The Rorschach Test The Classical Rorschach Categorías: Nacidos en 1884Fallecidos en 1922Psiquiatras de Suiza
jueves, 7 de noviembre de 2013
Erich Fromm (1900 - 1980) fue un destacado psicoanalista, psicólogo social y filósofo humanista Fue uno de los principales renovadores de la teoría y práctica psicoanalítica a mediados del siglo XX. Dos libros son particularmente importantes para conocer el pensamiento del sabio alemán. El primero es El miedo a la libertad y el segundo es El corazón del hombre. En ellos se manifiesta inconforme con su pertenencia a una “escuela” nueva de psicoanálisis, para concluir diciendo que él propone una estructura filosófica de referencia diferente, la del humanismo dialéctico. A pesar de esto, se considera que los libros El miedo a la libertad, Ética y psicoanálisis y Psicoanálisis de la sociedad contemporánea presentan también una continuidad en lo que atañe al pensamiento psicológico de Erich Fromm, además de que en esta última funda lo que él llama el psicoanálisis humanista, mientras que en Ética y psicoanálisis sustituye el sistema freudiano de desarrollo de la libido por uno que se basa en los procesos de asimilación y socialización del individuo. En un libro previo, El arte de amar, Fromm analizó la capacidad de amar y, por el contrario, El corazón del hombre tiene como eje la enunciación y caracterización de dos síndromes, el de crecimiento (amor a la vida, a la independencia y la superación del narcisismo) y el de decadencia (amor a la muerte, a la simbiosis incestuosa y al narcisismo maligno).
Suscribirse a:
Entradas (Atom)