LA PSICOLOGÍA : EL ALMA Y LA CONDUCTA HUMANA ,

sábado, 17 de agosto de 2013

DEPRESIÓN . Se la concibe como enfermedad desde mediados del siglo XIX . Es la segunda causa de discapacidad en todo el mundo , según la Organización Mundial de la Salud .

09/08/13 - 16:29
Desde tiempos remotos, a los hombres les ha generado gran inquietud este fenómeno que puede afectar a cualquier persona en forma repentina. Con mayor o menor vinculación con algún evento como una pérdida, un fracaso afectivo, laboral o económico, la alegría y la motivación se escapan de nuestras manos sin que podamos hacer nada por evitarlo. Las obligaciones cotidianas se convierten en  un suplicio, nada llama nuestra atención; cosas que hacíamos con gran placer, permanecen olvidadas durante semanas. Problemas que resolvíamos en forma expeditiva permanecen abandonados en nuestro lugar de trabajo.  Una tristeza a la que no podemos poner nombre, nos invade en forma persistente. Cada día es una proeza. La desazón nos agobia. En el momento que la desesperanza hace su entrada, la vida misma se nos torna incomprensible. 
Si bien los síntomas han sido reconocidos desde la antigüedad, la noción de que estamos ante una enfermedad es relativamente nueva, podemos datarla a mediados del siglo XIX, en que la medicina y la psicología naciente comenzaron a ocuparse de ella.
La depresión es, sin lugar a dudas, un mal de nuestro tiempo. Sin que podamos dar una explicación exacta, esta condición se ha convertido en la segunda causa de discapacidad en todo el mundo, según datos confiables de la organización mundial de la salud.
Se distribuye por igual en todas las clases sociales. Sin lugar a dudas en esta situación juega un rol fundamental el estrés de la vida cotidiana, que ha ido aumentando en forma geométrica. Sin embargo en zonas rurales la prevalencia de la depresión no sería mucho más baja que en las grandes ciudades.
¿Se nace o se hace?
Investigaciones neurobiológicas actuales nos permiten comprender que la depresión es el producto de una combinación extraordinaria de factores. Por un lado, cierta predisposición genética, la cual no favorecería en forma directa el riesgo de padecer depresión sino que provocaría que, en el caso de ser expuestos a factores traumáticos infantiles como el abuso y la negligencia emocional, tengamos más chance de desarrollar depresión en el adulto.
La neurobiología moderna ha zanjado las posturas opuestas entre “natura” y “nurtura”. Genes y entorno o crianza. Todo converge para convertirnos en adultos saludables, pero también para conferirnos vulnerabilidad para las enfermedades, como la depresión. 
Existen varios tipos de depresión, según su gravedad, formas de presentarse y evolución a lo largo del tiempo. Algunas personas tienen un episodio puntual del cual se recuperan. En caso de repetirse los episodios, se produce un fenómeno de sensibilización, tornando cada vez mayor la posibilidad de nuevos eventos. Algunas personas alternan la depresión con episodios de aumento marcado de la energía,  los trastornos bipolares.
Grandes avances
En las últimas décadas hemos experimentado grandes avances en el tratamiento de la depresión. El mismo comienza, siempre, por un adecuado reconocimiento.
Es importante que un especialista pueda configurar qué tipo de cuadro es el que estamos enfrentando, dado que las terapéuticas cambian. Además es necesario descartar todas las causas médicas de la depresión, que no son pocas.
Una vez completada esta etapa, podemos iniciar un tratamiento. Junto a una gran cantidad de medicamentos que, utilizados en forma adecuada y racional por  un especialista, producen enormes beneficios, existen además abordajes psicoterapéuticos muy efectivos. La psicoterapia cognitivo-comportamental ha demostrado una eficacia comparable en muchos casos a los de los medicamentos. 
Existen algunas personas y no pocos trabajadores de la salud mental que manifiestan prejuicios en contra de los medicamentos y los diagnósticos. Los diagnósticos no catalogan a las personas, sino que permiten identificar a aquellos que necesitan un tratamiento específico. Los fármacos controlan el trastorno neurobiológico subyacente, que no puede ser ignorado en el siglo XXI. 
Una de las dificultades más grandes que padecen las personas con depresión es la incomprensión de su entorno inmediato. La frase más inútil en esta enfermedad es el famoso “ponete las pilas”. Esto solo aumenta la desazón en la persona que, entendámoslo de una vez, está enferma y requiere un tratamiento específico que lo ayude a restaurar su calidad de vida perdida. 
* El Dr. Marcelo Cetkovich es Director del Departamento de Psiquiatría de INECO y del Departamento de Psiquiatría del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro.


NO SIRVE DE NADA DECIR : " PONETE LAS PILAS " . Esto sólo aumenta la desazón del que padece . Requiere un tratamiento específico . 

De INSTITUTO DE NEUROLOGÍA COGNITIVA - INECO .

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