LA PSICOLOGÍA : EL ALMA Y LA CONDUCTA HUMANA ,

domingo, 18 de agosto de 2013

No cumplir con la palabra dicha .

Promesas que no se cumplen

Me sorprende la forma tan fácil y natural con que algunas personas asumen sus promesas, como si la vida fuera un juego en el que puedes prometer cualquiera cosa, sin saber siquiera si estás en condiciones de afrontarla en el futuro. Total, nadie te obliga a cumplir nada. Cuando se trata de cuestiones que para algunos podrían ser triviales, pero que para otros son importantes, siento que las promesas caen en desuso.

Es mejor que no te prometan nada, porque asumes que algunos están muy lejos de cumplir lo que prometen
. Todos hemos escuchado a los abuelos decir, sobre aquellos lejanos tiempos, en que honrar una promesa, era poco menos que verte con un compromiso de vida o muerte. Y no hablo de promesas de amor, de las que ya tenemos asumido, son las promesas que más dejan de cumplirse. No importa que lo que te prometan sea algo trivial o algo muy importante, el compromiso de decir que harás o darás algo, debería ser suficiente para que te hagas cargo de ello.

Debemos tomar en cuenta, la desilusión que hacemos sentir a alguien que se ha confiado de una promesa, ya no digamos lo tristes o enfadados que personalmente podemos sentirnos, cuando somos nosotros los defraudados. Hay que honrar la promesa, es como dar nuestra palabra, ¿acaso nuestra palabra ya ha caído también en desuso? Y también es cierto que nuestra palabra es nuestro único bien con valor. Las cosas materiales son circunstanciales y un día podemos encontrarnos sin ellas. No deberíamos conferirles más valor del que tengan para permitirnos sobrellevar nuestra vida. Por el contrario, nuestra palabra y nuestros actos, nos acaban definiendo como personas a largo plazo.

Es lo único que nadie puede quitarnos, pero la perdemos poco a poco cuando hacemos promesas que sabemos que no podemos cumplir, cuando se promete para salir del paso, cuando se engaña a alguien y para obtener algo se promete otra cosa, etc... Esa confianza que esperamos que nos dispensen los demás, se construye sobre las experiencias que compartimos con esas mismas personas, si podemos ser de confianza como para que nuestra palabra sea suficientemente válida, cualquiera que nos conozca tomará nuestra promesa como una garantía de verdad. Así podremos sentirnos orgullosos de ser personas que cumplimos con nuestra palabra, que no prometemos en vano…

En cuanto a promesas, más vale pocas y verdaderas, que muchas y falsas.Si no podemos o queremos cumplir una promesa, lo mejor es no comprometerse a ello. Piénsalo la próxima vez que estés tentado a prometer… ¿estás dispuesto a cumplir esta promesa pase lo que pase?

Fuente : La mente es maravillosa . 

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