LA PSICOLOGÍA : EL ALMA Y LA CONDUCTA HUMANA ,

sábado, 31 de agosto de 2013

DR. MÁXIMO RAVENNA .

El celular suena y Máximo Ravenna, médico y psicoterapeuta especializado en temas de obesidad y trastornos alimentarios, atiende la llamada. Es Cecilia Absatz. La periodista y escritora desea que Ravenna le escriba una frase para la faja de Elogio de la delgadez, su reciente libro que va ya por la segunda edición. “Claro. Es necesario romper con esa idea de que estar flaco es una estupidez”, responde Ravenna, cultor de frases medidas y envueltas en una mística low calories, una filosofía de vida que muchos, como Absatz, adhieren cada vez más. Antes de colgar, Ravenna convoca a Absatz a la presentación de “Camino a la delgadez. De la A a la Z. De la Z a la A” (Ediciones B), su cuarto libro. “Es ágil y diferente. Está lleno de frases, paradigmas, ideas y juegos de palabras. Refuerzo los mismos conceptos de mis libros anteriores, como el corte, medida y la distancia. Y hablo del camino que se hace para engordar. Pero, por otro lado, se dice que hay otro camino: el de la delgadez”. Se entusiasma y explica, entonces, el mecanismo instantáneo a través del cual las comidas palatables (sabrosas) obtienen una inmediata recompensa en el cerebro, generando a su vez la profundización del ‘enganche’: “Cuando hay comidas adictivas, quiero más”, resume.
Al que está desesperado por su exceso de peso, ¿le sirve este tipo de lectura? Informarse es bueno. Pero no me interesa crear gordos ilustrados, esos que saben cuántas calorías tiene una achicoria o el valor nutricional del brócoli. Más que ser un experto en alimentos, lo que el gordo tiene que tener en claro es el efecto que le producen: el pan, en sí mismo, no es malo; pero si el pan lo atrapa, entonces es malo para él. Si es cierto que somos lo que comemos, el gordo come porque no puede parar: es la desmedida, el desborde.
La primera parte del libro focaliza en las razones por las cuales se engorda. Sí, y se explica por qué el gordo está tan endeble. Aquí, la idea gira alrededor del hamburguesamiento, que es una forma de aburguesarse. Sin ser peyorativo, la hamburguesa es un sinónimo de esta época de excesos: mucho pan y calorías, carnes con grasas saturadas, condimentos; representa, además, el exceso de tamaño de las comidas, ya sean estas dietéticas o no. Acumulamos objetos en el altillo y la comida, en la panza. La otra parte del libro se centra en la idea de que es posible llegar al peso que quiero y estar bien. Ahí la idea es ‘Me quiero desgrasar’. ¿Cómo? Modificando las desatenciones, cuidándose de la adherencia a ciertas comidas peligrosas… desagregando el valor agregado que uno le pone a la comida. En fin: encontrando una medida. ¡Es un trabajo, sí; pero no un sacrificio! Más sacrificio es vivir gordo.
El sacrificio es tal que nos obliga a justificarnos por los desbordes todo el tiempo. ¿Sabés cómo surgió la idea de este libro? Fue en uno de los grupos que tenemos, cuando un paciente empezó a lanzarme su rosario de excusas. Es el abc del gordo, pensé. Y lo anoté en un papelito. Sucede que en la sociedad actual, que está quieta y recibe ofertas que no pide, la voluntad está atrapada. Pero uno no puede vivir compadeciéndose. Tenés que poner un límite: si ya comiste sin control y te hizo mal; si tenés panza y colesterol, ¿por qué no parás? A la voluntad hay que recuperarla, así como también las ganas de apostar más al desafío que a la comodidad. El desafío es dejar la abulia y tener conducta. La motivación no viene de fábrica: hay que ir ganándola. A medida que el gordo ve en los grupos a otros que pudieron, gana confianza.
Pero hay mucha gente que asegura que las very low calories (VLC) son tan pocas que uno queda sin ganas de nada, con un humor de perros. En mis centros no veo que la gente esté de mal humor. En verdad, creo que el gordo, a pesar de que se haga el bueno, es un tipo irascible e irritable, que explota como si nada en cualquier oportunidad. Las dietas de bajas calorías o de muy bajas calorías con las que trabajamos han sido muy estudiadas; y, por otra parte, esas 800 calorías diarias no son tan pocas. Además, se supone que no son para toda la vida. En nuestros centros armamos planes alimentarios racionales, adecuados y adelgazantes para quien los necesite, ya sea embarazadas, chicos, adolescentes. Algunas personas necesitarán una low calory diet; en otros, una very low. La clave no está solo en una alimentación más proteica y con menos carbohidratos refinados, sino en un plan integral. Bajar de peso no debe ser vivido como un sacrificio, sino como la carta para un beneficio posterior. En vez de malhumor, lo que yo veo es alegría (que es bajar de peso), satisfacción (producto de sentirse bien físicamente), crecimiento (resultado de estar con otros) y eficacia (dada por los logros rápidos).
En tu libro contás que al cabo de tres años, sólo el 12% de las personas mantendrá el peso ideal. ¿Por qué tan alto el índice de reincidencia? La gente está crispada y la ansiedad es la trampa. La ansiedad por bajar desconoce la paciencia que se tuvo en engordar: si además de querer bajar ya, querés un plan corto y rápido, entonces, quiere decir que sos gordo porque te lo merecés. Pero hay millones de otros factores –como los genes, el clima, la etnia– que la explican y que no dependen de la falta de serenidad de la sociedad actual. Pero sí es cierto que esta sociedad hizo de la obesidad un destino. Por primera vez en la historia, en 2008, el sobrepeso y la obesidad superaron los índices de desnutrición a nivel mundial. Se calcula que, para 2049 la mayoría de la población mundial tendrá obesidad o sobrepeso. Fallan las pastillas y no hay cirugía que no traiga trastorno: hacen perder hierro, pelo, hay síndrome de mala absorción…
En el libro decís que es difícil bajar de peso solo. Se puede, pero cuesta más y, desde mi punto de vista, favorece la omnipotencia. Las problemáticas crónicas –como el sedentarismo, el alcohol, el tabaco, la comida, el juego, la droga– tienen buenos resultados con trabajos grupales dinámicos, que generen la adrenalina que uno buscaba en la comida.
¿La clave para la delgadez es decir a todo que no? La clave para la delgadez es que no haya ni. Si es no, que sea no. Si es sí, que sea sí. Es una decisión: si me hace mal, si me enferma, ¿para qué lo voy a comer? Esto supone dejar de victimizarse porque ya no como una tostada a la mañana: ¡cuando el trigo no existía nadie lloraba! Al adelgazamiento hay que tomárselo como proyecto saludable y realizable. Decir ‘Uy, qué largo que es’ es contraproducente: si uno supiera que va a estar a dieta toda la vida, lo que haría es pasarse la vida comiendo de más.

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